miércoles, 6 de octubre de 2010

LAPIDACIÓN


Esta forma de asesinar a las mujeres se da, exclusivamente, en ciertas culturas musulmanas, por desgracia, en demasiadas. Es una forma de ajusticiar, según lo que ciertas bestias consideran ley islámica. Se utiliza para castigar el horrendo crimen del adulterio, o de la pérdida de honor de un hombre, o por no llevar la ropa que se les exige a las mujeres… Es decir, se usa para mantener a la mujer sin derechos humanos, como si fueran animales, para impedir que la mujer sea una persona.

Es algo que ocurre a diario, aunque sólo nos enteramos de unos pocos casos. Y sucede porque en el mundo rural de muchos países islámicos, algunos trasvestidos en pseudo-democracias, lo que impera no es la Ley del país, sino la mal llamada ley islámica.
Pero lo peor, con ser horrendo, no es la lapidación en sí. Si no que la mujer vive sometida absolutamente al hombre. Es más, la mujer, en la cultura islámica moderna (por suerte muchos musulmanes no están de acuerdo; pero son minoría) pertenece al padre, como una posesión más, como un objeto de intercambio, hasta que pasa a pertenecer al marido, después de venderla a cambio de algo; y si enviuda, pasará a ser posesión de la familia del fallecido, y deberá casar con el hermano mayor… Y si nada de esto sucediera sería propiedad de sus propios hermanos…

La mujer es propiedad del hombre. Esa es la realidad. No son casos aislados, sino que decenas de países mantienen esta cultura religiosa, absolutamente incoherente y discrepante con las Palabras del Profeta (bendito sea su nombre) Jamás en la intención reveladora de Dios/Ala (es el mismo Ser para los judíos, cristianos y musulmanes) fue que la mujer fuera propiedad del hombre. Jamás el profeta expone, tras recibir el Corán de Dios/Ala esta forma de cultura religiosa. Dios/Ala es el Amor. ¿Dónde está el amor islámico en el hombre que trata a sus mujeres como si fueran animales de su propiedad?
Pero lo peor de todo esto es que desde aquí, desde Occidente, desde Europa, desde España, tomamos esto como algo anecdótico. Nos acongojamos cuando nos llega una noticia o un email explicando estos hechos, pero se nos olvida al minuto… Porque creemos que estamos a salvo de estas bestias salvajes. Estamos equivocados.

Lo vemos a diario en nuestras calles. Lo apreciamos a diario en nuestras escuelas o centros de trabajo. Lo vemos con claridad en cada mujer islámica que se somete a la cárcel del velo o del burka. Porque detrás de cada mujer oculta total o parcialmente tras un velo, hay una mujer sometida a un hombre; una mujer que es propiedad de un hombre; una persona que no dispone, que no disfruta de su plena dignidad como ser humano, porque ha de esconder una parte de ella.
No es cultura. Es barbarie. No es una decisión personal de la mujer como intentan vendernos, sino una forma de autodefensa de ellas para no someterse absolutamente. La niña islámica es libre para vestir y compartir juegos y conversaciones con niños hasta que tiene su primera menstruación. A partir de ese momento se le somete, directa o indirectamente al yugo del sometimiento. Al ser mujer no puede interrelacionarse libremente con los hombres. Se debe tapar. No debe hablar, ni fumar, ni beber, ni… Debe obedecer porque no es libre, sino que pertenece al padre…

Ocurre todos los días en cualquier parte de España. Nuestro Sistema de Gobierno: la monarquía parlamentaria con sus dotaciones de Estado de derecho, Democracia, Libertades, Igualdad sin importar el sexo… Todo esto se lo pasan los islámicos por donde todos sabemos. Porque la mujer está, para ellos, fuera de todo esto.


Es inmoral. Es inhumano. Pero, además, es ilegal, anticonstitucional. Los muchos gobiernos que nos gobiernan en España miran a otro lado. Docenas de ministerios-consejerías-direcciones generales-delegaciones dedicadas a la mujer nos comen cientos de millones de euros, absorben a cientos de políticos bien pagados, pero todos miran para otro lado, nadie hace nada por hacer respetar y mantener algo que es fundamental, que está por encima de cualquier ley y norma humana: El Derecho Humano. La mujer es exactamente igual en cuanto a
dignidad, derechos y posibilidades que el hombre. Nadie es propiedad de nadie. Nadie puede matar.


Lo podemos cambiar en breves segundos: aplicando la ley.
Los políticos, ante esta situación, sólo esgrimen una posibilidad: educar, integrar. Falacia, hipocresía, cinismo. Saben, sobradamente que este tipo de cultura salvaje no quiere ser educada porque para ellos, su creencia islámica (errónea) está por encima de lo que les podamos decir y enseñar. Saben, sobradamente, que su cultura animal no se acoplará jamás en nuestra forma de vivir, por lo que no aceptan nuestro Sistema; viven en él, pero sin sentirlo ni obedecerlo. Y saben, sobradamente, que su cultura y creencia (que no es la palabra del Profeta –alabado sea-) está en constante batalla contra nosotros porque su única idea válida es que Ala es el único Dios y mientras no lo sea de toda la humanidad, ellos deben mantener una de las dos Guerras Santas (porque hay dos)

Podemos hacer muchas cosas. Una de ellas sería romper cualquier tipo de relación con estos países hasta que no acaben con estas prácticas y cultura. Igual que estrangulamos a un país por su política armamentística, por ejemplo, deberíamos hacer mucho más por esta cultura antifemenina.

Ya no sirven las palabras. Sólo caben los hechos. Y por cierto, señoras políticas españolas: tolerancia cero. Pero de verdad, no de boquilla.

Vayamos todos a ver la película LAPIDACIÓN, aunque nos asquee, aunque sintamos nauseas y solidaricemos con ellas, fundámonos con su dolor... Que es también el nuestro.